El cultivo del cerezo en nuestro pueblo se remonta a épocas
muy antiguas. Tanto el cerezo (Prunus avium) como su pariente el guindo (Prunus
cerasus) se han cultivado en el Guijo al menos desde el siglo XVIII cuando la
producción de cerezas rondaba las 200 arrobas (2300 kilos).
Lo normal era tener un reducido número de árboles, destinando la mayor parte de
la producción al consumo familiar y vender el
excedente en poblaciones cercanas como Jarandilla. El consumo de la cereza se
realizaba en fresco como postre o como acompañamiento de las sopas de patatas.
Respecto a las guindas, lo más normal era
macerarlas en aguardiente. Los hombres tenían la costumbre de tomar en ayunas
un vasito del aguardiente de guindas y comer después la guinda. Este
aguardiente de guindas tenía cierta fama aunque no tanta como el del pueblo
abulense de Bohoyo.
Existían diversas variedades de cerezo pero
siempre, como con todos los frutales, se preferían variedades tardías cuya
floración no se viese comprometida por las heladas tardías.
En los últimos años se está produciendo un aumento
de la superficie ocupada por el cerezo buscando una alternativa a otros
cultivos como el tabaco o la frambuesa. Se han introducido asimismo nuevas
variedades más productivas y duras que las tradicionales para facilitar su
transporte y conservación. Pueden encontrarse en El Guijo cerezas de variedades
como Ambrunesas, California o Picotas entre otras.
Cabe resaltar que las cerezas comercializadas bajo
la denominación de Cerezas del Valle del Jerte incluyen las procedentes de
Guijo de Santa Bárbara y de otros pueblos de La Vera debido a los acuerdos de colaboración entre
cooperativas de ambos valles del Norte de Extremadura.
Información aportada por Silvestre de la Calle García