Esta
Danza
se
supone
que
es
antigua,
y
está
implantada
actualmente
en
la
parte
media
de
la
Vera:
Robledillo,
Losar,
Jarandilla,
Guijo,
Aldeanueva,
Cuacos,
Garganta
y
Jaraíz,
pueblos
que
están
todos
seguidos.
Hay
quien
dice
que
data
de
la
época
de
la
llegada
del
Emperador
Carlos
V,
como
una
especie
de
baile
de
batalla
en
la
que
se
usaban
lanzas
en
vez
de
palos,
de
ahí
el
nombre
de
Baile
de
la
Lanza
o
de
los
Lanzantes
que
le
dan
algunos
lugareños,
o
posiblemente
esta
denominación
venga
sólo
del
habla
de
la
Vera
que
ha
cambiado
la
L
por
la
D.
Lo
que
sí
tenemos
claro
es
que
está
localizada
sólo
en
estos
pueblos
cercanos
al
Real
Monasterio
de
Yuste.
La
música,
el
baile
y
la
indumentaria,
varían
de
un
pueblo
a
otro
aunque
estén
al
lado,
esto
nos
puede
hablar
también
de
la
antigüedad
de
esta
Danza
en
la
zona,
que
con
el
pasar
de
tantos
años
se
ha
ido
ramificando
y
variando
lo
que
en
principio
era
una
sola
y
en
un
solo
lugar,
y
que
puede
haber
sido
transmitida
de
un
pueblo
a
otro
dándole
en
cada
sitio
un
estilo
propio.
La
música
ya
de
por
sí
merece
un
estudio,
con
sus
sonidos
que
evocan
algo
ancestral
enclavado
en
el
pasado.
También
aquí
recordamos
la
variedad
de
melodías
en
todas
estas
danzas,
haciendo
de
por
sí
una
colección
de
sonidos.
El
baile
tan
distinto
en
sus
ritmos
y
ejecuciones
en
cada
pueblo,
con
amplia
variedad
de
danzas
dentro
de
cada
uno
de
los
escuadrones,
así
como
el
nombre
de
cada
uno
de
los
bailes
que
se
ejecutan
dentro
de
cada
grupo. La
indumentaria
más
de
lo
mismo,
en
la
que
se
conjuga
un
amplio
colorido
de
cintas
y
tonos
como
amplio
es
actualmente
este
baile
de
la
Danza.
Todo
ello
le
da
a
estos
pueblos
de
la
Vera
un
denominador
común
la
alegría
que
supone
bailar
al
Cristo,
a
la
Virgen,
al
Santo
o
la
Santa
de
cada
uno
de
los
pueblos:
el
Cristo
del
Humilladero
de
Garganta,
el
Cristo
del
Amparo
de
Cuacos,
el
Cristo
del
Sepulcro
o
de
la
Salud
de
Aldeanueva,
el
Cristo
de
la
Caridad
del
Losar,
la
Virgen
de
Sopetrán
de
Jarandilla,
San
Miguel
de
Robedillo,
San
Antonio
de
Jaraíz
o
Santa
Bárbara
del
Guijo.
El
Guijo
puede
servirnos
de
ejemplo
sobre
todo
esto
que
hemos
apuntado.
Aquí
está
documentada
la
Danza,
con
poco
más
de
50
años,
establecida
en
1959
por
el
párroco
Don
Ascensio,
que
solía
acompañar
a
los
sacerdotes
de
la
zona
en
las
fiestas
de
cada
pueblo,
subiendo
también
aquí
la
Danza
y
dándole,
como
en
cada
pueblo
tiene,
unas
notas
diferentes,
aquí
con
un
estilo
y
aire
vascuence,
inspirados
en
la
tierra
del
Párroco,
en
la
indumentaria
y
en
algún
baile,
pues
en
el
País
Vasco
están
muy
arraigadas
las
danzas
populares.
Pero
por
los
libros
de
la
Pontificia
Cofradía
de
Santa
Bárbara,
aprobada
en
1580
y
por
el
Papa
en
1725,
podemos
ver
un
acta
de
la
junta
general
del
25
de
diciembre
de
1873
en
que
se
dice
que
se
propone:
“crear
una
escuadra
de
jóvenes
o
niños
y
que
estos
contribuyan
con
lo
que
fuere
en
voluntad
para
costear
un
tamboril
y
flauta
que
coopere
a
la
mayor
atención
desde
la
víspera
y
todo
el
día
de
la
función”,
que
bien
puede
ser
esto
un
indicio
para
implantar
también
aquí
la
popular
Danza
que
ya
se
estaba
bailando
en
otros
pueblos
cercanos,
pero
aquí
esta
idea
no
cuajó
hasta
1959
como
hemos
visto.
Habiendo
observado
las
danzas
de
los
otros
pueblos,
gracias
a
los
Encuentros
de
Danzantes,
podemos
apreciar
las
semejanzas
y
diferencias
de
las
mismas,
a
cada
pueblo
le
gusta
más
la
suya.
Quizá
lo
más
llamativo
de
la
del
Guijo,
a
parte
de
la
indumentaria,
sea
la
continuidad
de
los
bailes
sin
paradas
ni
descansos
y
el
ritmo
brioso
de
la
misma.
Información aportada por Marco Antonio Santos García