Los Carnavales han sido durante siglos una de las fiestas tradicionales más extendidas por toda España, unidas a la tradición católica, como un paso previo a la cuaresma -etapa de austeridad en recuerdo de los 40 días previos a la muerte de Cristo-, esta tradición posiblemente de origen pagano y con miles de años siempre ha tenido mucho arraigo en el Norte de Extremadura con celebraciones muy significativas en toda la zona destacando en localidades como Navalmoral de la Mata o especialmente en Villanueva de la Vera (fiestas de El Peropalo).
Guijo de Santa Bárbara no ha sido una excepción en la comarca y los Carnavales se han celebrado incluso hasta en épocas en que estas fiestas estuvieron prohibidas y perseguidas como ocurrió durante la Dictadura Franquista, aunque como en muchos otros lugares en El Guijo siguieron celebrándose de la forma habitual.
Guijo de Santa Bárbara no ha sido una excepción en la comarca y los Carnavales se han celebrado incluso hasta en épocas en que estas fiestas estuvieron prohibidas y perseguidas como ocurrió durante la Dictadura Franquista, aunque como en muchos otros lugares en El Guijo siguieron celebrándose de la forma habitual.
Tradicionalmente, los mozos y las mozas se vestían con el traje regional y recorrían el pueblo haciendo rondas por las calles.
Otro de los eventos principales de estas fiestas era el baile en la planta baja de la vivienda de Ángel de la Calle, en una de las casas más grandes, actualmente de color blanco, de la Plaza de los Corredores situada enfrente de lo que hoy en día es el Ayuntamiento.
Este baile no se volvía a celebrar en unos 40 días, hasta el final de la Cuaresma, concretamente hasta el domingo de Resurrección por lo que era uno de los bailes más importantes del año.
Este baile no se volvía a celebrar en unos 40 días, hasta el final de la Cuaresma, concretamente hasta el domingo de Resurrección por lo que era uno de los bailes más importantes del año.
En los años ochenta destaca la aparición de la Ronda de la Vigüela integrada por hombres del pueblo, que se hicieron como uniforme unos 'blusones' negros con los que algunas personas se visten todavía en los Carnavales y en los Campanillos.
Información aportada por Silvestre de la Calle García
